CPI vs Netanyahu: Hipocresía y diplomacia violenta
- Nico Stoner
- 23 nov 2024
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 27 nov 2024

CPI emitió orden de arresto contra Netanyahu por crímenes de guerra y de lesa humanidad. Primera vez en su historia contra un aliado de EEUU.
Recientemente, la Corte Penal Internacional (CPI) ha estado en el centro de una controversia sin precedentes en la arena política internacional. La orden de arresto emitida contra el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad ha desatado una feroz reacción no solo de Israel, sino también de actores internacionales que cuestionan la imparcialidad y la legitimidad de la Corte. De manera específica, el fiscal jefe de la CPI, Karim Khan, y su predecesora, Fatou Bensouda, han sido objeto de intensas investigaciones por parte de las agencias de inteligencia israelíes, que han puesto en marcha una serie de tácticas para desacreditar a ambos funcionarios, acusándolos de estar sometidos a presiones y manipulaciones externas.
Representatividad y objetividad cuestionadas
La CPI, reivindicada por algunos como un baluarte de la justicia internacional, es constantemente criticada por no ser verdaderamente representativa del orden global. Fundada con el objetivo de juzgar a los responsables de los crímenes más atroces, la Corte no ha logrado ganar la confianza ni el respaldo de gran parte de la comunidad internacional. Muchos países que ostentan peso geopolítico considerable —como Estados Unidos, Rusia, China y varios países del Medio Oriente— han decidido no adherirse al Tribunal. Esto ha generado una brecha en su legitimidad, ya que la CPI es vista por muchos como una institución parcial que, en lugar de operar de manera neutral, está sometida a influencias externas y, en ocasiones, actúa en consonancia con intereses privados y corporativos.
El cuestionamiento sobre la imparcialidad de la CPI aumentó en los últimos años debido a revelaciones sobre su financiación y los vínculos con poderosos actores del mundo económico. Varias fundaciones y grandes empresas que apoyan a la Corte han sido señaladas por tener intereses en los juicios que se llevan a cabo en la CPI. El hecho de que estas entidades financien una institución que, en muchos casos, debe decidir sobre temas que afectan a gobiernos y potencias económicas, plantea serias dudas sobre la independencia de la Corte. No es casual que la Corte tome decisiones que resultan favorables a sus intereses, creando un círculo vicioso que socava la confianza en la CPI.
La CPI, como institución, enfrenta crecientes cuestionamientos sobre su efectividad y su verdadera capacidad para imponer justicia a nivel global. Mientras que países como Estados Unidos y Rusia no son proclives a someterse a la jurisdicción de la Corte, las presiones externas y los intereses privados continúan siendo una sombra que acecha su independencia.
Israel: diplomacia entre lobby y chantaje
En este contexto, las agencias de inteligencia israelíes han llevado a cabo una estrategia sistemática para debilitar la posición de Karim Khan y Fatou Bensouda, los dos fiscales que se han encargado de investigar los crímenes cometidos en Gaza y Palestina. Los servicios de inteligencia de Israel llevan años investigando a Khan y a Bensouda, buscando cualquier evidencia para vincularlos con supuestas influencias externas o motivaciones personales que pongan en duda su objetividad. En este sentido, las tácticas de Israel incluyen acusaciones de extorsión y ataques directos sobre la moralidad y la imparcialidad de los fiscales.
Las investigaciones israelíes no se limitaron a la recolección de información. Se filtraron informes sugiriendo que Khan y Bensouda recibieron presiones de actores internacionales para actuar en favor de ciertos intereses, reforzando la percepción de que la CPI no es una corte verdaderamente independiente. Las acusaciones contra ambos fiscales carecen de pruebas. Esto no impide que la campaña mediática en su contra sea efectiva, sembrando dudas sobre su imparcialidad a ojos de la opinión pública mundial.
Es importante destacar que esta estrategia de desacreditación no se limita al ataque directo a los fiscales. Israel se ha dedicado a minar la confianza en la CPI, por su falta de representatividad global y su dependencia de actores que no responden a la comunidad internacional en su conjunto. A través de una combinación de presión diplomática y campañas de desinformación, se busca desacreditar tanto la Corte como sus líderes, al tiempo que se genera un ambiente de desconfianza hacia cualquier institución que desafíe las políticas israelíes.
En conclusión, la investigación y campaña de desacreditación contra Karim Khan y Fatou Bensouda debe ser vista dentro de un contexto más amplio de cuestionamiento a la imparcialidad de la Corte Penal Internacional. En lugar de ser un símbolo de justicia global, la CPI parece ser una herramienta influenciada por los intereses de grandes potencias y corporaciones. Mientras tanto, las acciones de Israel, que han sido sistemáticas y bien orquestadas, muestran hasta qué punto los actores poderosos pueden manipular el sistema para proteger sus propios intereses. La búsqueda de justicia, en este escenario, se convierte en un juego de poder donde no todos los actores juegan con las mismas reglas.
La doble moral de las potencias occidentales
Paradójicamente, agencias de inteligencia como el Mossad, expertas en espionaje ilegal, extorsión y amenazas, ponen en el banquillo de acusados a los jueces de una CPI que ya tenía muy poca credibilidad. Diez años de espionaje, presiones y acusaciones falsas, debilitan a los jueces más creíbles de la corta historia de la CPI y, más allá de los valientes esfuerzos de estos dos fiscales, es la institución la acusada por su sesgo.
Mientras EEUU y la OTAN ponen a operar a sus aliados, presionando a gobiernos para que detengan a Putin, con base en las órdenes de la CPI, hacen lo contrario y desacreditan a la misma Corte, cuando un amigo y aliado de las potencias imperialistas es el acusado. La doble moral y doble vara de EEUU y la OTAN, nuevamente al desnudo ante el mundo.
Hoy la CPI tiene la oportunidad de reivindicarse, honrar la Justicia y ayudar a parar las atrocidades que comete Israel sobre el pueblo palestino, haciendo detener al peor criminal contemporáneo, el genocida Netanyahu, o convertir la orden de detención en un acto simbólico que confirme su complicidad y obsecuencia con EEUU, Israel y las potencias bélicas de occidente.
Autor: Eduardo Mernies
Analista en Asuntos Internacionales
Comments